Si tiene un hijo o un nieto con necesidades especiales, es posible que dependa de las prestaciones públicas para recibir programas y cuidados especiales. Muchas de estas prestaciones públicas se basan en las necesidades, lo que significa que para poder optar a ellas una persona sólo puede tener una cantidad determinada de dinero a su nombre. Por ejemplo, para la Seguridad de Ingreso Suplementario (SSI), que es uno de los programas de prestaciones federales por incapacidad, una persona sólo puede tener 2.000 dólares o menos para tener derecho a ella. Si usted fallece y su ser querido que recibe prestaciones públicas hereda directamente de usted, puede perder las prestaciones. Si planifica adecuadamente su patrimonio, puede dejar un regalo a los miembros de su familia que reciben prestaciones, pero sin la consecuencia no deseada de que pierdan las prestaciones.
Una de las herramientas que puede utilizar para atender a un beneficiario con necesidades especiales es un fideicomiso para necesidades especiales. En lugar de dejar bienes directamente a un hijo discapacitado en su plan de sucesión, puede destinar la parte de ese hijo a un fideicomiso para necesidades especiales en un fideicomiso testamentario o en vida. Este fideicomiso no estaría bajo el control del hijo, y éste no podría revocarlo y utilizar los bienes para sus propios fines. El fideicomiso tendría un fideicomisario independiente y se mantendría durante toda la vida del menor. Esto se conoce como "fideicomiso para necesidades especiales de terceros" porque el beneficiario no tiene control sobre el fideicomiso. Los programas de prestaciones públicas, como SSI y Medi-Cal, no consideran que los bienes depositados en este tipo de fideicomiso formen parte de los recursos del beneficiario, por lo que recibir una herencia a través de un fideicomiso para necesidades especiales de terceros no interrumpe las prestaciones.
Si un beneficiario recibe una herencia en firme, los programas de prestaciones públicas contarán la herencia como un recurso, y las prestaciones se verán interrumpidas. Los beneficiarios pueden recurrir a un proceso judicial para solucionar este tipo de problemas, pero es mejor que los seres queridos planifiquen con antelación.
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