Un fideicomiso activo es un documento legal que le sirve durante su vida y a su muerte. Al crear un fideicomiso activo, usted suele ser el fideicomisario (la persona encargada del fideicomiso) y el fideicomitente (el creador del fideicomiso). Al principio, el fideicomiso empieza como una caja vacía, pero el objetivo es transferir sus activos al fideicomiso. Por ejemplo, se retitulan las cuentas bancarias y la vivienda a nombre del fideicomiso. Como fideicomisario, usted gestiona los activos que haya puesto en el fideicomiso. Si se ve incapacitado para gestionar sus activos, puede dimitir o ser destituido como fideicomisario, y alguien a quien haya designado como sustituto se hará cargo.
Como fideicomitente de su fideicomiso, usted designa cómo se distribuirán sus activos cuando fallezca. Tiene autoridad para modificarlo si cambian sus circunstancias. Cuando fallezca, sus activos se distribuirán a sus beneficiarios sin tener que pasar por un proceso de legalización. Al evitar el proceso testamentario, los bienes suelen distribuirse en un plazo de 4 a 6 meses (en lugar de un año o más) y con un coste mucho menor.
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